cutinue cutiva cutiweb
el código abierto y una página web en dos semanas
No sé si sabéis de aquel lenguaje de mujeres que surgió en China en los tiempos en que estaba prohibido que ellas fueran a la escuela, eran obligadas a casarse y cedidas a la familia del marido como mano de obra.
Pues, se llama nü shu o Nushu, —lo he visto escrito de diferentes maneras— y si habéis leído el mítico libro de Lisa See, El abanico de seda, seguro que os suena. A mí me lo vino a recordar otro libro que acabo de terminar y que se titula Cuando las mujeres fueron pájaros, de Terry Tempest Williams — con quien tengo sentimientos encontrados que no han terminado de desencontrarse— y de quien recojo la siguiente cita:

Tal vez para separarme un ratito del existencialismo de Tempest Williams, y en esta parte en la que mencionaba el Nushu, mi mente se fue al 'cuti', que si no lo conocéis, es una jerigonza que consiste en intercalar un 'cuti' antes de cada sílaba de las palabras que quieres comunicar de manera encriptada. Desconozco el origen de 'cuti' y no encontré mucho con lo que contextualizar, pero estoy segura que si hay hermanas menores leyendo esto, sabrán que aprender algún lenguaje de este estilo en su infancia o adolescencia, fue acceder a información relevante.
Si bien es insensible por mi parte comparar el 'nushu' con el 'cuti' (frase que nunca pensé que escribiría), ya que el primero protegía la integridad de las mujeres de un patriarcado acérrimo y daba un marco para preservar los recuerdos y experiencias vitales de esas mujeres a lo largo de las generaciones, mientras que el 'cuti' no lleva ese peso histórico, es innegable que ambos fueron creados con la misma intención; dificultar el descifrado de la comunicación.
Es más, ya que estoy, lo voy a llevar al extremo. Sin saber ni papa de Nushu, voy a decir que el 'cuti' es quizás superior como medio para el encriptado oral de información, por una parte porque una vez se practica lo suficiente, la velocidad con la que se pronuncia, consigue el efecto deseado de despistar a las oyentes para las cuales no está destinado el mensaje. Por otra parte, y sobre todo, porque el lenguaje es fácilmente replicable una vez se conocen las reglas para su uso y transmisión, haciendo que este no se pierda y pueda seguir protegiendo en el futuro secretos puntuales de nuestra prima, la mayor.
Ahora bien, imaginad que tenéis una cuenta de correo en gmail. Y, a pesar de que todos los correos los escribís en vuestro idioma, en el fondo están en 'cuti' y una persona con una cuenta de correo en outlook, no los puede leer. Un disparate para el siglo XXI ¿no es así?
Y, sin embargo, esto es lo que hemos aceptado como estándar y perfectamente normal con las redes sociales. Lo que compartimos en instagram no es igualmente compartible en youtube, ni en X, ni en pinterest, ni en TikTok, ni en substack, aún y cuando ya existe la tecnología para que todos estos lenguajes sean abiertos.
Entra diapositiva del fediverso. O, tal vez, necesitáis algo más visual.
Como os adelanté en la que fue mi última entrada de substack, me mudé y esta vez os hablo desde Ghost, que es sólo desde marzo del dos mil veinticinco, parte del fediverso. Lo que significa que es una herramienta de código abierto y donde personas con otros blogs, por ejemplo, en Wordpress, o en otras instancias de microblogging como Mastodon, pueden encontrarme y leerme. Eso dice la teoría.
Por ahora, lo más importante es lo siguiente:
- No tenéis que hacer nada, sólo sacarme de spam si he caído en sus garras. Pero de resto, seguís perteneciendo como siempre, a este listado de e-mails que atesoro.
- Ghost aloja mi blog: blog.adrianaaraujot.casa que a su vez es la habitación de una casa más grande, mi nueva página web, que está lista para que otros ojos la miren después de obsesionarme con cada uno de los detalles por dos semanas seguidas. Bienvenidas.
tengo nueva página web ahora escrito en grande

Decir «soy», con lo que sea que venga después de esa palabra, se parece a veces más a una declaración de intenciones que a un hecho.
De momento, al no tener a instagram como carta de presentación actualizada, he vuelto a escribir una nueva sección sobre mí y he juntado los talleres que he hecho y he podido constatar las temáticas sobre las que escribo, aunque ya las intuía.

Decir «soy», o «me llamo» en una página web se siente a lo contrario de un secreto encriptado pero estoy contenta con el ejercicio, por poco rompedor que pueda parecer y me pregunto qué diríais de vosotras mismas en la parte de atrás de un abanico en nü shu para que lo heredaran vuestras hermanas por juramento, pero también qué diríais en el más abierto de los lenguajes, a la vista de tantos ojos.
Adriana
