procesando

de mi historia de amor con el internet inspirada en el ensayo "The I in the Internet" de Jia Tolentino

procesando

 

Carta del 24 de marzo del 2023:

Ayer comencé a leer un libro que se titula Milk: On Motherhood and Madness y en uno de los primeros fragmentos, la autora compara el acto de nacer con el acto de morir. La diferencia es que, curiosamente a lo que había escuchado antes de otrxs autores, Kinsella decía que estas acciones —el nacer y el morir— lejos de ser opuestas, se le antojan provenientes de un mismo origen y con algo común entre ellas que es requerirnos procesar mucho más de lo que somos capaces de procesar en el día a día.

Me veo forzada a parar de leer en ese momento para preguntarme si soy yo la única en sentir que todo es muy así en la actualidad: improcesable. Todo siendo una exageración y así una aproximación.

Entonces, no puedo evitar reírme cuando me encuentro con este video de 1995 en el que un grupo de niñxs se pregunta inocentemente por qué deberían estar en internet. Y me da risa no sólo por la música de fondo o el formato preguntas y respuestas ensayadas que sigue vigente en cualquier proyecto de video amateur tanto como hace 30 años, sino también por el tono optimista hacia la entonces nueva tecnología y que por supuesto, contrasta demasiado con los titulares de los periódicos de 2023 como aquel de que el CEO de TikTok no deja a sus propios hijxs usar la plataforma.

Cada vez que escribo sobre el internet en internet, como lo estoy haciendo ahora, alguien sale en su defensa y señala mi propia contradicción. Soy hiperconsciente de esta y no sólo soy consciente, sino que además, créeme, no es necesario que nadie acuda en defensa de esta cosa que aún sin saber exactamente cómo funciona, me gusta tanto: al fin y al cabo, escuchar este sonido significaba que iba a dejar a mi familia sin acceso al teléfono fijo para poder apretar un botón en forma de sobre que activaría el verde de una barra de progreso que podría o no traer nuevos e-mails dirigidos ¡a mí! con 12 años(¿?), escuchar ese sonido podía significar pasar un rato de la tarde chateando en ICQ, que era una compañía israelí y especie de proto-messenger con el logo de una margarita tal vez hecho en Paint. Y cuando dejé de escuchar ese sonido para conectarme, no sé, probablemente estaba escogiendo cuál canción me definía mejor en MySpace.

El caso es que, por estadística, si tú estás leyendo este correo, es altamente probable que nos hayamos conocido por Instagram y dado que ya no publico en esa red social tanto como antes, muchas veces pienso que podría dar la impresión, si alguien se parara a pensarlo —aunque sé que no— de que es porque soy una persona muy en control de mi tiempo, con un mejor manejo del recurso más preciado de todos.

Vengo a desmentir dicha conclusión imaginaria a la que no habías llegado; sigo perdiendo el tiempo en internet porque ahora el internet me conoce demasiado y me propone ver videos en cámara lenta de colibríes, me pone el audio de tramboliko por encima de otra escena, o me recuerda la belleza. Por tanto, también me hace sentir atrasada constantemente ante mis propias expectativas, proyectos en mente, mis correos guardados, mis capturas de pantallas, mis pines, mis mensajes sin contestar, en definitiva, mis improcesados.

Fue Campbell Walker quien dijo que la cantidad de datos que los humanos generaron en el año 2000 será la misma cantidad de datos que los humanos generarán en 2025 durante 9 minutos y ese quizás es el mejor llamamiento a la calma que puedo hacer. Sería justo afirmar que todxs estamos procesando lo que mejor que sabemos. O, si escribiéramos tan bien como Lydia Davis, diríamos:

“Es verdad que para el momento en que la noche se había acabado ya no me preocupaba qué había de malo en mí. (…) Pero siempre vendrá un momento más tarde de ese día o un día o dos después cuando me hago esa pregunta una vez, o una y otra vez, una pregunta inútil, en realidad, dado que no soy yo quien puede responderla y cualquiera que lo intente, se le ocurrirá una respuesta diferente, aunque por supuesto todas las respuestas podrían llevar a la correcta, si es que existe tal cosa como una respuesta correcta a una pregunta como esa.”
~ (A Few Things Wrong With Me, The Collected Stories of Lydia Davis - Penguin Books, 2013)

Adriana



PD: si quieres compartir esta carta con alguien, por favor hazlo y dile que aquí se puede suscribir. Si quieres contarme qué estás procesando, siempre puedes contestar a este correo <3