¿De qué sirve una newsletter que no vende nada?

¿De qué sirve una newsletter que no vende nada?
“Le cuento todo y nos proponemos escribirnos una carta por día. Y lo hacemos. Al releer algunas, entiendo que esa inocencia fue perdida. La inocencia de la literatura como arma de comunicación.” ~ Camila Sosa Villada, El viaje inútil

Carta del 3 de octubre del 2021

Querida persona lectora:

Hace ya mucho tiempo desde nuestra último intercambio. Si te preguntas cuánto, temo admitir que han sido cerca de unos cuatro meses. Sin duda un récord. Pura negligencia la que expongo.

El caso es que, mi ausencia de instagram me duele mucho menos que mi fallo en escribir estas cartas. La silla giratoria se queda vacía, las notas de mis libros se quedan inutilizadas y tú, seamos honestxs, estás corriendo tu propia carrera, no has notado mi desaparición hasta que he vuelto a asomarme.

Digo que instagram me pesa menos porque he aprendido mucho este último año del desapego a esa red social, de lo bien que me sienta rebelarme ante sus reglas. Pero dejar de escribirte, no me sienta igual. En instagram nos dan el café con un aro de cartón para llevar, la barra donde nos lo sirven está pegajosa y después de revolver con el palito de madera, la papelera está tan llena que no cabe un palo más, nos vemos pues en la tesitura de dejarlo encima de una montaña de servilletas sucias. No pongo en duda su conveniencia, sin embargo, estoy orgullosa de lo que hemos creado tú y yo; un establecimiento con vajilla, donde te reconozco al verte entrar, porque verás, aquí, mientras esto dure, entre un pestañeo y otro, una respiración, una línea y un párrafo, no tienes que soplar tu bebida para consumirla.

Me gustaría entonces, sentarme aquí, ocupar mi silla, y defender los pocos espacios donde nos queda algo de tiempo, o donde podamos al menos actuar como si tal.

Me gustaría también, ya que estoy, intentar entender ¿por qué da miedo escribir? Y pensar un rato en ello.
 

Un abrazo con afecto,

Adriana